Con sus colosales dimensiones, la pirámide de Keops ha fascinado a
viajeros y exploradores de todas las épocas, que han buscado en su
interior tesoros ocultos y las claves secretas de su construcción.
La mayor de las pirámides de Gizeh ha intrigado a múltiples
generaciones de viajeros y estudiosos. Los árabes creyeron que
ocultaba espléndidos tesoros y en el siglo XIX se pensó que
reflejaba un saber secreto sobre la medida del mundo. Las
civilizaciones que sucesivamente se instalaron en el país del Nilo
-griegos, romanos, bizantinos, musulmanes...- no podían dejar
de hacerse preguntas a la vista de la Gran Pirámide y sus dos
compañeras, las de Kefrén y Micerinos: ¿Cómo se construyeron?,
¿cuál era su función original? y, sobre todo, ¿qué escondían en
su interior? Según el historiador griego Heródoto, para edificar
la pirámide de Keops fueron necesarios más de 100.000
esclavos. Diodoro Sículo elevó más tarde esta cifra a 360.000
obreros, quienes habrían acabado el edificio en tan solo veinte
años. A finales del siglo XVIII, el inglés Nathaniel Davison
penetró hasta una de las cámaras de descarga situadas encima
de la Cámara del Rey. Los escritos de Frederik Norden, Richard
Pococke y del mismo Davison fueron la base del conocimiento
europeo sobre las pirámides hasta 1798, cuando Napoleón
embarcó hacia Egipto con sus soldados y eruditos. La llamada
«piramidología», inventada en el siglo XIX por el librero John
Taylor y el astrónomo Charles Piazzi Smyth, pretendía demostrar
que la Gran Pirámide era un calendario universal repleto de
profecías. En la década de 1990, los arqueólogos exploraron los
canales de aireación de la Gran Pirámide mediante dos robots,
Upuaut II y Pyramid Rover. Aún así, hoy en día los secretos de la
Gran Pirámide distan mucho de haber sido desvelados.
Fuente: revista historia national geographic NÚMERO 55, PÁGINA 32
Con sus colosales dimensiones, la pirámide de Keops ha fascinado a
viajeros y exploradores de todas las épocas, que han buscado en su
interior tesoros ocultos y las claves secretas de su construcción.
La mayor de las pirámides de Gizeh ha intrigado a múltiples
generaciones de viajeros y estudiosos. Los árabes creyeron que
ocultaba espléndidos tesoros y en el siglo XIX se pensó que
reflejaba un saber secreto sobre la medida del mundo. Las
civilizaciones que sucesivamente se instalaron en el país del Nilo
-griegos, romanos, bizantinos, musulmanes...- no podían dejar
de hacerse preguntas a la vista de la Gran Pirámide y sus dos
compañeras, las de Kefrén y Micerinos: ¿Cómo se construyeron?,
¿cuál era su función original? y, sobre todo, ¿qué escondían en
su interior? Según el historiador griego Heródoto, para edificar
la pirámide de Keops fueron necesarios más de 100.000
esclavos. Diodoro Sículo elevó más tarde esta cifra a 360.000
obreros, quienes habrían acabado el edificio en tan solo veinte
años. A finales del siglo XVIII, el inglés Nathaniel Davison
penetró hasta una de las cámaras de descarga situadas encima
de la Cámara del Rey. Los escritos de Frederik Norden, Richard
Pococke y del mismo Davison fueron la base del conocimiento
europeo sobre las pirámides hasta 1798, cuando Napoleón
embarcó hacia Egipto con sus soldados y eruditos. La llamada
«piramidología», inventada en el siglo XIX por el librero John
Taylor y el astrónomo Charles Piazzi Smyth, pretendía demostrar
que la Gran Pirámide era un calendario universal repleto de
profecías. En la década de 1990, los arqueólogos exploraron los
canales de aireación de la Gran Pirámide mediante dos robots,
Upuaut II y Pyramid Rover. Aún así, hoy en día los secretos de la
Gran Pirámide distan mucho de haber sido desvelados.
Dentro de las teorías más inverosímiles está la que sostiene que estas construcciones eran un tipo de faro galáctico o "medidores de luz" según su etimología griega. La idea era enviar una señal luminosa hacia el infinito. ¿Refutable? Sin embargo, no es tan descabellado tomando en cuenta el inmenso conocimiento astronómico que logró esta civilización; sobre todo considerando su perfecta ubicación en el globo (30º N - 30º E.
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